El Gólem es un ente de la mitología judía, que representa la materia prima fundamental. La leyenda lo describe como un ser creado por un rabino, de materia inorgánica, generalmente hecho de barro o arcilla. La criatura cobra vida cuando se le inscribe en la frente la palabra hebrea “eneth“, que significa "verdad"; es la verdad es lo que movía a este ser magnífico. En la obra de Marcelo Ferder, este ser está hecho de metal, una estructura a modo de exoesqueleto, cubierto por tela metálico, para ser constituido el grueso de su forma con los desechos lanzados a su interior. El objetivo que busca esta pieza interactiva es que sea el público el que termine la pieza, y que al final de un evento, los desechos sólidos acumulados se convierten en un mural de basura reciclada.